Extracto de: "EL ANTICUARIO"
" Por fin terminaron con su preclara
discusión, y después de tomar un sorbo de café servido en los bellos pocillos,
me miraron y pidieron disculpa por la discusión.
—Es que teníamos que
terminarla, —me dijo con firmeza don
Evaristo, mientras don Honorio negaba con la cabeza, era evidente, no había
terminado allí.
—Bien amigo, que dice,
cuéntenos algo de usted, como verá somos dos viejos que nos entretenemos con
viejas discusiones, nunca acabarán porque somos dos cabezas duras, desde el
colegio venimos discutiendo, hubo algunos paréntesis, pero ahora tenemos todo
el tiempo del mundo y los filósofos en nuestros cerebros se han sacudido el
moho y nos ayudan en estos avatares filosóficos."